No todas las imágenes que
componen nuestro entorno son agradables para nuestros ojos, o transmiten felicidad,
tranquilidad… Existen esas fotografías macabras, que perturban nuestra alma y
ponen a cualquiera los pelillos de punta.
Como bien explica la definición
del término “macabro”; es aquella palabra que se aplica a un tipo de
obras artísticas caracterizadas por una atmósfera lúgubre y con relación a la
muerte y su imaginería.
Me propuse investigar a través
de la página de Facebook “The Macabre And the Beautifully Grotesque”; aquellos fotógrafos que me ofrecían las imágenes más
bizarras, ensordecedoras y repulsivas. Atmósferas misteriosas y ajenas que
crean esos sentimientos peculiares y espeluznantes en el espectador.
Me resultó
difícil mirar algunas de las fotografías a la hora de seleccionarlas; ya que
casi de inmediato mi mano pulsaba el botón del ratón para pasarlas y que mi ojo
dejase de ver aquellas imágenes que me provocaron miedo, asco, aversión…
Para comenzar, la
fotógrafa sueca Denise Grunstein me enamoró con sus misteriosas escenas
nevadas; en las que extraños personajes se muestran arropados por las ramas de
un frío bosque. Sus sueños y sentimientos se entremezclan creando estampas únicas
e indescifrables. Ambientes fantasiosos y nebulosos que narran una historia
casi de película en la que ansiosos esperamos un desenlace desconocido.
Máscaras,
capuchas o antifaces que tapan los rostros otorgando ese carácter incógnito y
oculto a esos individuos singulares que aparecen de entre las sombras de
lugares abandonados y solitarios. Una fotografía de intensa poesía visual con
pequeños toques de moda.
Seguimos ahora
con otra fotógrafa femenina, Daria Endresen: "Soy
un pez muerto en un mar de cianuro.
Me gustan los chicos
que parecen chicas y las chicas que parecen alienígenas.
No soy nada
especial ".
Desde Noruega
nos trae imágenes surrealistas, oscuras y llenas de emoción . Utiliza su propio
rostro para la mayoría de sus composiciones que transmiten esa dura melancolía
y tristeza. La presencia de la muerte y el dolor es visible en cada una de sus
fotografías en la que hombres y mujeres andróginos son los encargados de
representarla. Un mundo de una intensa visión poética y romántica en el que la
sangre se derrama en los espacios. Oscuras bellezas frágiles de tonos fríos que
parecen desgarrarse en pedazos.
Cambiamos del
género femenino al masculino con el fotógrado norteamericano Arthur Tress; explota
el potencial estético de la fotografía al máximo. Con su serie de imágenes de
pesadillas infantiles, de escenografías inquietantes. Tomadas al blanco y
negro, consiguen un entorno más ensordecedor aún que perfectamente podrían
tratarse de un film de terror antiguo. Sus escenas llegan a lo psicológico
creando tensión en el observador.
Los marcados
claroscuros contrastados con la dulce e inquietante mirada de los niños logran
ese regusto dramático.
Para finalizar, la
inglesa Danielle Tunstall retrata el horror, el terror y los zombies. Ella
explica: “No se por qué he elegido hacer retratos. Cuando era
pequeña hacía apartarse a todos del medio para poder fotografiar los paisajes.
Ahora hago totalmente lo contrario y generalmente no hay fondo alguno,
simplemente la persona como protagonista.”
Las expresiones de los personajes
muestran el interior de esas inquietudes y obsesiones que nuestra artista
pretende transmitir. Maquillajes, máscaras y objetos participan moldeando sus
composiciones. Sus modelos son personas de la vida cotidiana, a los que pide
que le posen como si quisiesen matarla, para obtener esa ira y ese dolor que
aportan sus fotografías. Para ella le belleza se encuentra en el lado más
tétrico.
Por Jennifer Custodio.
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