martes, 19 de noviembre de 2013

Iam Wallace y sus pensamientos acerca de las fotografías de Jeff Wall.





“Me di cuenta de que debía fijarme en los maestros, de la fotografía o de otras formas artísticas, cuyo trabajo no violase los criterios de la fotografía, sino que los respetase explícitamente o que tuviese cierta afinidad con ellos”. Jeff Wall




Ian Wallace, otro de los grandes representantes de la Escuela de Vancouver, publicó un texto en el año 1982 en el que exponía sus opiniones acerca del trabajo fotográfico de Jeff Wall. Considera sus imágenes como una nueva modalidad técnica de modernidad crítica; para él existen tres temas centrales en su obra: la actitud, la técnica y la ideología.

Las fotografías de Wall, poseen un espectáculo cinematográfico y elaboran un discurso crítico mediante la técnica pictórica. Para Wallace, la obra de nuestro artista canadiense es una proyección innovadora de la dimensión fenomenológica del pensamiento moderno; lo que explica que utiliza la fotografía como catalizador para comunicar una observación expresiva y aguda del mundo como apariencia de sus transformaciones históricas. Su producción va más allá de la imagen fotográfica y sus interpretaciones; por lo que su esencia singular e influyente es un logro en la historia del arte contemporáneo.

Por lo que Jeff Wall, posee una intención concreta de continuar la tradición del arte moderno con la finalidad de restituir a la tradición de la modernidad el proyecto más profundo y más intelectual del ideal vanguardista; como resultado reflejó ese ideal en las experiencias del mundo, lo que conlleva una recuperación de lo pictórico para la interpretación crítica.

Ian Wallace comenta: “trabaja dentro de un potencial ilusorio. Su obra de condición hermética, melancólica y resentida de los aspectos del arte crítico con la finalidad de reprobar al público ante la inmanencia del espectáculo.” Es decir, utiliza la realidad como efecto secundario.
Para Wallace, la técnica fotográfica de Jeff Wall se basa en el dominio de la apariencia; su obra es una paradoja inquietante. Un intenso pictoricismo con apariencia superficial de ser antimoderna.




La escenificación de todas sus imágenes, la construcción de escenarios con la finalidad de controlar y situar todos los elementos de modo que se saturase la imagen con la potencialidad del significado.
Uno de los rasgos más fundamentales de sus imágenes es la luminosidad que estas emanan y los grandes formatos en los que las presenta crean un mundo revelado, un mundo situado en la ilusión. Por otro lado, otorga una potencia simbólica al retrato, la fisionomía y al gesto.
Es curioso como el intenso orden de la técnica de sus fotografías bloquea el elemento de espontaneidad, produciendo la ficción absoluta de la puesta en escena. Por último, Wallace expone la intensa visualidad de la obra de Wall y como ésta actúa como lo contrario de la desmaterialización del objeto.

Finalmente, Ian Wallace nos resume en esta frase final su punto de vista general sobre el trabajo fotográfico del canadiense: “ transferencia luminosa mediante su encarnación en el campo de la mirada”. Sujeto representado y espectador absorbido.

En mi opinión, el canadiense Jeff Wall supone una rotura con los esquemas de la fotografía de su época y  del estilo al que pertenece, ya que es capaz de lograr con escenas del día a día verdaderas obras de arte, que se alejan de esa rutina y se convierten en una fotografía impactante, provocativa y vistosa. La luminosidad de sus imágenes hace despertar, hace prestar atención y observar con lupa y delicadeza cada detalle y gesto que nunca nos defrauda en sus obras. Sus fotografías están dotadas de esa particularidad tan propia y única; resultan tan bizarras como atrayentes. En ocasiones, rozan tanto la simpleza y la vulgaridad que podrían pasar desapercibidas, pero Wall logra que todos estos adjetivos se rompan en pedazos cual trozo de hielo en una mañana cálida de verano. Estos dos aspectos de su fotografía son polos opuestos que el fotógrafo hace que se atraigan.

La trabajada planificación de sus fotografías, alcanza la finalidad que se propone. Si Jeff Wall ya se basaba en las pautas cinematográficas, al admirar sus imágenes en nuestros ojos se proyecta inmediatamente esa película que él quería que viésemos.
Los colores de sus obras resultan magníficos, Wall sabe cómo colocarlos según la situación que nos quiere exponer incidiendo con ellos en nuestros pensamientos y emociones. En cuanto a sus fotografías en blanco y negro, les saca un partido increíble provocando con ellas sensaciones totalmente diferentes a las que percibimos con sus fotografías a color; con estas nos trasmite melancolía, tristeza, soledad, apatía… En cambio, con sus obras tan coloridas nos aporta viveza, ímpetu, energía, tensión…

Jeff Wall entiende la fotografía como uno de los medios principales de expresión, junto con el componente narrativo que atribuye a muchas de sus imágenes.
Su fotografía es atrapar nuestro mundo de manera que los otros sean el yo de éste, nuestro mundo.







Por Jennifer Custodio.

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