“Me di cuenta de que debía fijarme en los
maestros, de la fotografía o de otras formas artísticas, cuyo trabajo no
violase los criterios de la fotografía, sino que los respetase explícitamente o
que tuviese cierta afinidad con ellos”. Jeff Wall
Ian Wallace,
otro de los grandes representantes de la Escuela de Vancouver, publicó un texto
en el año 1982 en el que exponía sus opiniones acerca del trabajo fotográfico
de Jeff Wall. Considera sus imágenes como una nueva modalidad técnica de
modernidad crítica; para él existen tres temas centrales en su obra: la actitud, la técnica y la ideología.
Las fotografías
de Wall, poseen un espectáculo cinematográfico y elaboran un discurso crítico
mediante la técnica pictórica. Para Wallace, la obra de nuestro artista
canadiense es una proyección innovadora de la dimensión fenomenológica del
pensamiento moderno; lo que explica que utiliza la fotografía como catalizador para
comunicar una observación expresiva y aguda del mundo como apariencia de sus
transformaciones históricas. Su producción va más allá de la imagen fotográfica
y sus interpretaciones; por lo que su esencia singular e influyente es un logro
en la historia del arte contemporáneo.
Por lo que Jeff
Wall, posee una intención concreta de continuar la tradición del arte moderno
con la finalidad de restituir a la tradición de la modernidad el proyecto más
profundo y más intelectual del ideal vanguardista; como resultado reflejó ese
ideal en las experiencias del mundo, lo que conlleva una recuperación de lo pictórico
para la interpretación crítica.
Ian Wallace
comenta: “trabaja dentro de un potencial
ilusorio. Su obra de condición hermética, melancólica y resentida de los
aspectos del arte crítico con la finalidad de reprobar al público ante la
inmanencia del espectáculo.” Es decir, utiliza la realidad como efecto
secundario.
Para Wallace, la
técnica fotográfica de Jeff Wall se basa en el dominio de la apariencia; su
obra es una paradoja inquietante. Un intenso pictoricismo con apariencia
superficial de ser antimoderna.
La
escenificación de todas sus imágenes, la construcción de escenarios con la
finalidad de controlar y situar todos los elementos de modo que se saturase la
imagen con la potencialidad del significado.
Uno de los
rasgos más fundamentales de sus imágenes es la luminosidad que estas emanan y
los grandes formatos en los que las presenta crean un mundo revelado, un mundo
situado en la ilusión. Por otro lado, otorga una potencia simbólica al retrato,
la fisionomía y al gesto.
Es curioso como
el intenso orden de la técnica de sus fotografías bloquea el elemento de
espontaneidad, produciendo la ficción absoluta de la puesta en escena. Por
último, Wallace expone la intensa visualidad de la obra de Wall y como ésta
actúa como lo contrario de la desmaterialización del objeto.
Finalmente, Ian
Wallace nos resume en esta frase final su punto de vista general sobre el
trabajo fotográfico del canadiense: “ transferencia luminosa mediante su
encarnación en el campo de la mirada”. Sujeto representado y espectador
absorbido.
En mi opinión, el canadiense Jeff Wall supone una rotura con los esquemas de la
fotografía de su época y del estilo al
que pertenece, ya que es capaz de lograr con escenas del día a día verdaderas
obras de arte, que se alejan de esa rutina y se convierten en una fotografía
impactante, provocativa y vistosa. La luminosidad de sus imágenes hace
despertar, hace prestar atención y observar con lupa y delicadeza cada detalle
y gesto que nunca nos defrauda en sus obras. Sus fotografías están dotadas de
esa particularidad tan propia y única; resultan tan bizarras como atrayentes.
En ocasiones, rozan tanto la simpleza y la vulgaridad que podrían pasar
desapercibidas, pero Wall logra que todos estos adjetivos se rompan en pedazos
cual trozo de hielo en una mañana cálida de verano. Estos dos aspectos de su
fotografía son polos opuestos que el fotógrafo hace que se atraigan.
La trabajada planificación de sus fotografías, alcanza
la finalidad que se propone. Si Jeff Wall ya se basaba en las pautas
cinematográficas, al admirar sus imágenes en nuestros ojos se proyecta
inmediatamente esa película que él quería que viésemos.
Los colores de sus obras resultan magníficos, Wall sabe
cómo colocarlos según la situación que nos quiere exponer incidiendo con ellos
en nuestros pensamientos y emociones. En cuanto a sus fotografías en blanco y
negro, les saca un partido increíble provocando con ellas sensaciones
totalmente diferentes a las que percibimos con sus fotografías a color; con
estas nos trasmite melancolía, tristeza, soledad, apatía… En cambio, con sus
obras tan coloridas nos aporta viveza, ímpetu, energía, tensión…
Jeff Wall entiende la fotografía como uno de los medios
principales de expresión, junto con el componente narrativo que atribuye a
muchas de sus imágenes.
Su fotografía es atrapar nuestro mundo de manera que
los otros sean el yo de éste, nuestro mundo.
Por Jennifer Custodio.
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