Regresamos con el mundo
Polaroid presentando esta semana dos artistas originales de esta fotografía tan
peculiar. Han buscado el juego que ofrecen las Polaroids hasta sus extremos;
superposiciones, dobles exposiciones y collages dominan la magia de las
imágenes instantáneas de esta entrada.
En primer lugar, comenzamos
con Andrew Millar; desde la primera
ojeada sus instantáneas ya se presentan diferentes y únicas. Un verdadero
maestro que controla la técnica Polaroid en todas sus ramas y posibilidades.
Composiciones múltiples, escenarios fantásticos casi de cuento, colores
vibrantes y mezclas impensables son las que componen su arte. Animales volando
en globos aerostáticos, tinieblas en los bosques, retratos superpuestos, cielos
desgarradores… Sus imágenes envueltas de un aliento inimitable.
Andrey Tarkovsky, alucinamos con las Polaroids de este gran maestro ruso. Director de
cine cuyas obras remiten a la poesía y desprende un talento especial.
Fotografías que tomó en Rusia y en Italia de 1979 a 1984 que exhiben la enorme
sensibilidad de la luz con las que tejía sus fotografías.
“Cuando hablo de
poesía no estoy pensando en ella como un género. La poesía es una conciencia
del mundo, una forma particular de relacionarse con la realidad… Un artista así
puede discernir las líneas del diseño poético del ser. Es capaz de ir más allá
de las limitaciones de la lógica coherente, y comunicar la profunda complejidad
y la verdad de las conexiones impalpables y los fenómeno ocultos de la vida”.
El más famoso y llamativo de todos, el generador de todo
este movimiento: Andy Warhol. Sus Polaroids fueron vistas por millones de
personas, reconocidas y vendidas por cifras incalculables. Conocido como el
pionero, comenzó a utilizar estas instantáneas como su arte. Los retratos eran
los dominantes de sus fotografías; fondo blanco y una luz plana era lo único
que necesitaba. Personajes distinguidos posaron para él: John Lennon, Yoko
Onno, Stalone…
Tomando el ejemplo de Duchamp, se autorretrato vestido de
mujer; sus imágenes desprendían un fuerte narcisismo, una egolatría propia de
la actualidad que nos rodea. Su estilo podría compararse con el Terry
Richardson de hoy; iniciando Warhol esta nueva tendencia.
Por Jennifer Custodio.
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