La
fotografía artística, tratada en este blog tiene como definición que el
fotógrafo, testigo imaginario de los hechos, ponga énfasis en la capacidad de
la tecnología fotográfica como un medio de expresión.
La
fotografía en sus orígenes, buscaba la finalidad de su medio que, con el
transcurso de los años y el desarrollo evolutivo de la fotografía se reafirmaba
el medio propio.
Después
del camino recorrido por la fotografía hasta llegar a su cenit, teniendo unos cimientos
técnicos académicos, como en las otras artes se llega a un rechazo del propio
medio para alejarse de lo establecido como lo correcto, lo debido y de lo real
en busca de una visión personal, que tiene su auge con las vanguardias de los
años 20-30 cuando se busca y se toma conciencia de los elementos del lenguaje.
La
fotografía tiene un lenguaje propio, diferenciado y diferenciador de otros
tipos de imágenes estáticas, que narra una realidad captada con un código
propio, que no siempre mantiene una mimesis con lo real.
El
abanico que posee la fotografía para transmitir un mensaje transcurre desde los
mensajes que recibimos sabiendo el código con el que están cifradas las
imágenes, a aquellos mensajes que
recibimos de una fotografía de la que desconocemos como ha sido cifrada. Aquí
se entra en la normativa de codificación, normas sobre la fotografía, que puede
ir desde la normativa más ortodoxa, conforme a lo establecido académicamente y
análogas al referente; o por otro lado las instantáneas que “violan” las
normas, que generan sorpresa o incomodidad al espectador y que no siempre el
referente es evidente –desde lo mas simple como cambiar el punto de vista distinto
al preestablecido con el que se identifica un objeto que trastoca la comodidad
visual del espectador, ya estaríamos hablando de una fotografía no normativa,
de la que no conocemos el código por el hecho de que no se ha hecho un uso
habitual del objeto captado.
El lenguaje
propio de la fotografía vendría dado por los ruidos, barridos, líneas de luz,
reflejos, y otros que cuando el autor los utiliza y les concede identidad,
dejan de ser ruidos y pasan a ser signos, pasado de ser un fallo en la técnica
a ser producidos para transmitir cosas primero de forma intuitiva y después de
forma premeditada, creando nuevas formas de lenguaje fotográfico.
Por Silvia Ampuero.
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